martes, 8 de diciembre de 2009

La vida

La primer palabra. Los nervios previos a pronunciar el “te quiero”, mirando a los ojos.  Cuando se aprende a caminar. La vida. Momentos de alegría, felicies, y otros tantos de dolores, tristes.

Aquello que rompiste en tu niñez, por travieso. El raspón por creerte audaz e invencible. Los besos de la adolescencia, y las citas por los escondites del barrio.

La ansiedad con la que esperaste un cumpleaños, te divertiste, y agradeciste tantos regalos; o el día que estuviste tan lejos de tu casa, y pensaste que era el mejor vieje.

La vida.  ¿El dolor será una sensación o una espina? ¿Has aprendido a mirar? No se puede respirar y sentir, a la vez. Pero es la vida.

Las sonrizas suspicases, los besos que te acariciaron el alma, las lágrimas que construyeron tu derrumbe, y cuando fuiste cómplice de tu astucia, el desafío de vivir. ¿Lo elegiste? Yo se que sí.

Ver, hablar, caminar, reír, llorar, gritar, correr, soñar. ¿Dónde vas a conservarlo?

Son los verdaderos recuerdos. No están retratados en fotos, ni dibujos, porque fueron reales.

No es ninguna imagen. Es aquello que atesoras en tu mente, y guardas en tu corazón. Los verdaderos recuerdos, la vida.

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