miércoles, 20 de enero de 2016

Abrazos en tu puerta


Ese amanecer que fue testigo,
entre los cerros coscos,
una calle sola y vacía,
el comienzo del día sin sol.
Fui corriendo a tu puerta,
esa que nunca podré pasar.
Fuerza al hombro.
Corazón en mano.
Tres cuadras por ahí.
Creí que me perdí
pero me halló tu voz de cristal,
mi dulce laberinto,
y me nombraste con el último tono,
para que regrese a vos.
Crucé las nubes, rutas y montañas.
Correría una maratón entera
por poder ser ese beso de vainilla
que no pueda dejar de saborear tu piel.
Usaría el mismo paso apurado,
avanzando entre la nada
con la emergencia de una ambulancia,
rápido y urgente, para abrazarte.
Fui corriendo a tu puerta,
esa que nunca podré pasar.
Fuerza al hombro.
Corazón en mano.
Esa princesa la que no tiene reino,
En silencio, a veces llora tu pena
y le duelen tus nervios.
No puede evitarlo.
No sabe ser de hielo,
no aprendió a ignorar.
Abrazo en tu puerta.
No podré olvidar.
Cuánto lo necesité
y cuánto lo ansié dar.
Lo sentí para siempre.
Y partí.
Hasta siempre o hasta nunca más.

No hay comentarios: