El abrazo más fuerte, un beso en el rincón y mi mano acariciando tu cabeza.
El verde esmeralda de mi paisaje más soñado.
Esos mates que cambien tu mañana, y el deseo secreto que elijas para brindar.
Un cielo azul que no parece tan lejano ni tan oscuro.
Mirarnos cómplices, socios de astucias o compañeros de ruta.
Naranja, el juego animal, el león y la leona que se revuelcan por instinto y se miman por corazón.
Quiero patear el tablero de los monstruos que no puedas eliminar, extinguir sus dagas y puñales.
Que las heridas violetas cicatricen y no puedan regresar.
En la primera línea de combate y espalda con espalda, a ninguna batalla se le teme.
Son tus palabras exactas para creer que cada tormenta gris será pasajera y habrá un sol.
Con un apretujón fuerte y tu mano en mi rodilla, los viajes son estrellas fugaces.
Y hasta pueden volverse rojos, desatando la pasión de estar juntos, una vez más.
Me encanta verte reír, mi rock amarillo, hasta en todos los colores de las manías y enojos.
Agarrada de tu brazo, el caminar la ciudad puede ser un mundo divertido y hasta de paz.
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